Todos tenemos, en mayor o menor medida, un lado creativo que nos impulsa a crear, una cualidad que no sólo es innata al ser humano, sino que su desarrollo es realmente positivo para nuestra salud física y mental.
Pintar, escribir, fotografiar, cantar, actuar, hacer manualidades… La imaginación puede ser una vía de escape, y la creación puede ser una terapia natural sin efectos secundarios. Ser creativo nos mantiene vivos, nos conecta con la realidad y nos lleva más lejos.